Notas de prensa

Destino: ODS ¿y ahora qué?

02-10-2015

En el camino hacia un desarrollo sostenible del mundo, la sociedad funciona como una banda de jazz: cada músico tiene una partitura que debe complementarse con la de los demás. Esta metáfora fue adoptada por varios de los asistentes al debate Destino: ODS ¿Y ahora qué?, celebrado el pasado 22 de septiembre en la Sala de Encuentros de El País. Debate que sirvió como presentación de Espacio Sostenible+, el foro creado por la Red Española del Pacto Mundial de la ONU para que las grandes empresas españolas analicen y compartan su papel en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Precisamente las compañías son uno de los actores principales en la consecución de los 17 ODS  que el mundo se ha marcado hasta 2030, tras su aprobación por la ONU en la cumbre celebrada recientemente en Nueva York.

Los participantes coincidieron en señalar que en esta nueva etapa, la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) tiene que cambiar definitivamente el concepto de ayuda en forma de donativos o filantropía, y pasar a estar incorporada en el funcionamiento interno de las propias compañías. “La RSC no es más que tú en tu negocio estés contribuyendo al desarrollo. Te interesa que la sociedad prospere, porque cuanto más lo haga más clientes tendrás, podrá pagar más impuestos y la rueda funcionará”, apuntó Elena Valderrábano, directora global de Ética Corporativa y Sostenibilidad de Telefónica. En el debate, que estuvo dirigido por la coordinadora de Planeta Futuro, Lola Huete Machado, participaron también José Luis Blasco, responsable de Gobierno, Riesgo y Cumplimiento de KPMG en España; el parlamentario europeo Ramón Jáuregui; Cristina Moral, responsable de Responsabilidad Corporativa del Grupo Ferrovial; y un nutrido grupo de representantes de grandes y medianas empresas españolas.

El problema para que se produzca este cambio es, en palabras de Blasco, que las empresas suelen ser “cortoplacistas”. “Tienen que rendir cuentas a los accionistas cada 31 de diciembre y resulta difícil incentivar el largo plazo, aunque esto está cambiando”.

Ramón Jáuregui, sin embargo, se mostró algo más escéptico: “La responsabilidad social es algo voluntario. Algunas empresas lo hacen bien, pero la mayoría no hace nada. Y hay que empezar por las primeras obligaciones que tiene una empresa: pagar sus impuestos en el país donde opera. Muchas de ellas están realizando políticas fiscales agresivas. ¿Eso es RSC?”, se preguntó.

Es precisamente por eso por lo que muchas de las reflexiones giraron en torno al cumplimiento de las empresas, no solo con la sociedad, sino con sus propios empleados, clientes y proveedores. De ser así, en opinión de Valderrábano, sería suficiente para alcanzar los ODS.

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