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Un artículo de EL PAÍS sobre jóvenes que no podían pagar la EvAU promueve una ayuda de emergencia social

17-06-2021

  • El Ayuntamiento de Móstoles pagó las tasas de acceso a la universidad de un grupo de alumnos que no podían hacerlo.

Lo que surgió como una petición de un centro madrileño a sus profesores para que ayudaran económicamente a tres de sus alumnos, se convirtió en algo mucho mayor. Un reportaje de la periodista Berta Ferrero expuso, a finales de abril, la problemática de un grupo de estudiantes de un instituto público de Móstoles. La precariedad laboral de sus familias por la pandemia no les permitía hacer frente al pago de las tasas de la Evaluación de Acceso a la Universidad (EvAU). La respuesta de los lectores de EL PAÍS fue inmediata: más de 80 personas contactaron a la redacción para colaborar con ellos. Días más tarde, y como respuesta a la acogida del reportaje, el Consistorio de Móstoles anunció una ayuda de emergencia social a través de Servicios Sociales para ayudar a los menores. 

La situación del instituto de Móstoles no es un caso aislado. Según Comisiones Obreras, de los 50.000 estudiantes de Bachillerato de la Comunidad de Madrid, al menos 7.500 están en riesgo de exclusión social; una situación que se ha agravado con la crisis económica derivada de la Covid. Tras la publicación del reportaje de EL PAÍS, el Ayuntamiento de Móstoles (gobernado en coalición por el PSOE y Unidas Podemos), se puso en contacto con este instituto y otros del municipio que contemplan casos similares entre sus alumnos. 

De media, la prueba de acceso de la EvAU tiene un coste de 170 euros. El primer pago, el del título de Bachillerato, es de 51,49 euros; las tasas del examen son de 90 euros si se realiza el test general y de 112 si se elige el específico, el que permite añadir asignaturas optativas si los estudiantes desean tener notas más altas.

La redactora Ferrero, que atendió a los lectores que quisieron colaborar con los estudiantes, relató la experiencia en EL PAÍS que hacemos: “Un lector me contaba que había llegado a un puesto alto en una compañía aérea gracias a que le habían ayudado económicamente cuando lo necesitó”. La arquitecta María Arévalo, de 34 años y residente en Alemania, valoró la difusión del reportaje por “dar visibilidad a temas menores, olvidados, pero más importantes que el día a día de la política". De forma similar se expresó el trabajador público Daniel de la Fuente, de 48 años: “Todos los problemas se solucionan con la educación. No puede ser que quien realmente va a ser valioso para la sociedad, no pueda hacerlo”. 

 

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